El conjunto volumétrico se asienta y opera en los límites fluctuantes: el mar y las mareas, el talud natural y el bosque. El programa funcional se disgrega en varios volúmenes que se ordenan en el espacio, mediante un trabajo tectónico que domina la topografía, generando un recorrido. Éste recorrido trata de estimular los sentidos: enmarcando visuales, estimulando la oída, fomentando el tacto, potenciando el olfato…El resultado es un ejercicio racional, de carácter abstracto y que con mucha sensibilidad se asienta y se relaciona fructuosamente con la naturaleza, poniendo en valor su unicidad.